domingo, 12 de diciembre de 2010

Dudas. Primera parte.

¿Qué es mejor, no decir lo que te ocurre por no incrementar el total de dramas que ya establecen la vida de otra persona, o no decirlo por temor a que aquello que sientes, eso que callas y que poco a poco, a medida que pasa el tiempo, te destruye, no signifique nada para nadie y pase como algo insignificante en la vida de los demás?

Era esa hora en la que el sol se resiste a marcharse y la luna grita a todas sus estrellas que comiencen a brillar, un cielo de un color anaranjado oscuro, un conjunto de grillos cantando al unísono y el crujir de las hojas de los arboles bajo sus pies descalzos envolvían esa tarde de otoño al bosque.

Como si nadie lo pudiese observar, con los arboles que lo rodeaban de únicos testigos, paseaba distraído con la mirada perdida en un horizonte repleto de verdes y marrones alternándose en una sinfonía agradable a la vista, apenas era consciente de su entorno, puesto que su entera concentración estaba ocupada repitiendo en silencio una y otra vez el interrogante que le había llevado hasta allí.

lunes, 18 de octubre de 2010

Juegos De Pequeña

No se sentía el habitual frio, apenas una suave brisa bailaba en la noche, el aire olía a una mezcla de olores de distintas casas, comida no hace mucho recalentada, un ligero regusto de un perfume caro aunque pesado, combustible quemado de un acelerón probablemente intencionado, todo un conjunto que acompañaba al denso y pegajoso calor que durante todo el día había reinado.

Eran como pequeños destellos desdibujados, diminutas luces arrastradas por la goma de borrar de un niño, diferentes colores inundando el oscuro cielo sobre esa azotea entre pisos y ventanales y sobre el resto de la gente, por encima de todas esas personas que a esas horas ya se encontrarían rendidas al sueño. Era un juego que no recordaba como empezó, divertida y sin ser consciente de la sonrisa en sus labios, fruncía el ceño todo lo posible, cerrando sus ojos casi al límite de las sombras, contemplando así una realidad distorsionada, pero mucho más hermosa.

Había olvidado la última vez que dejó la mente en blanco y la sensación de paz que la embargaba cuando eso pasaba, era como flotar sobre el agua, como cuando finges estar muerto y te abandonas en la tenue corriente. Una risa espontanea la despertó de la nada, giró la cabeza en busca de su dueño pero este fue más rápido atrapándola por detrás y rodeando su cintura con sus firmes brazos.

No dijo nada, tan solo acarició con su nariz la delicada piel al descubierto de su cuello, deleitándose con su fino aroma y la extrema suavidad de su tacto. Ella se estremeció por la repentina sensación, un hormigueo secreto provocado por la cercanía que ambos compartían. Era uno de esos momentos en los que no son necesarias las palabras, una proximidad personal, un par de manos entrelazadas, dedos perdiéndose entre sí y miradas de reojo complices.

domingo, 26 de septiembre de 2010

¿Duele caer del cielo? Capitulo 1

¿Duele caer del cielo...? no estoy del todo segura de esto, dado que en mi caso todo fue...como decirlo...confuso y borroso, apenas recuerdo un par de retazos de entonces, es como una sensación que permanece siempre con la que a lo largo del tiempo me acostumbre a vivir; no guardo un momento exacto en el que entrase en conocimiento de quien soy, de hecho, a estas alturas, tampoco tengo claro este punto. Supongo que un mañana me desperté de un sueño y un cúmulo de imágenes, de recuerdos, se anclaron en mi cabeza, como si todo aquello hubiera estado escondido en mi subconsciente por alguna razón y por otra igual de desconocida saliese de golpe a la luz.

No es algo de lo que hablas con la gente, no es un secreto que compartir con tus amigas en una fiesta de pijamas, no es en definitiva la clase de conversación que mantendrías con tus padres a no ser que intencionadamente estuvieras buscando provocar un estado catatónico a tu madre y ser ingresada posteriormente en un centro psiquiátrico. Asique durante todos estos años yo, y mi pesado secreto hemos estado conviviendo juntos y en solitario, tampoco puedo quejarme demasiado, quitando algunos inconvenientes molestos que a continuación explicare, soy una chica normal, creo.

Para empezar, ojala existiera o alguien lograse inventar alguna pastilla de efecto inmediato (ya que pedimos...) para evitar esas terribles y dolorosas migrañas que me atacan sin previo aviso y que me dejan durante un par de días, a veces incluso más, postrada en cama, con las que no soy capaz de tolerar un mínimo de luz, o un sonido por encima del susurro, por no hablar sobre que durante ese tiempo mi cerebro permanece en pausa y cualquier estimulo que me invite a pensar en exceso dará lugar a un colapso de mi persona, aun no lo he comprobado, pero estoy segura al cien por cien de que ocurriría.

Otro insignificante defecto de mi condición, son como yo los llamo los "lapsos de tiempo" periodos en los que mi mente viaja a uno de esos recuerdos de mi otro yo para volver a revivirlo, podría decir que son útiles, pero no, la palabra exacta seria entretenidos, al menos cuando una jovencita como yo se encuentra en momentos de relajación y aburrimiento, lo que suele ocurrir...nunca, ya que por unas cosas u otras la gente tiene tendencia a rodearme y necesitar de mi ayuda, asique resulta ligeramente humillante cuando tus ojos quedan fijos en el horizonte, tu boca queda en una posición semi abierta ridícula y durante segundos, largos, larguísimos minutos no reaccionas ante los gritos de la multitud. Como he dicho, vergonzoso.
Me encantaría poder decir que dentro de estas magnificas cualidades poseo la de oír los pensamientos de la gente, sanar a las personas y por qué no, volar, pero como he dicho, soy una chica normal que intenta vivir su vida a sabiendas de que no está donde debería estar ni haciendo lo que le corresponde, pero ¿qué joven de veinte años no se ha sentido jamás así?

En fin, hasta aquí todo era correcto, una vida no muy trascendental con las pequeñas aventuras y desventuras que suelen acompañar a un mortal, y no mentiré cuando diga que sin quererlo todo cambio de repente, que no hice nada para que esto me pasara, porque no creo que haya nada en el mundo que yo no anhelase más que esto, asique si, "mea culpa" me hago absolutamente responsable de mi futuro y de las consecuencias que yo misma traje, y es que hasta ahora para mí solo era una frase más de cuento, una advertencia divertida de película, pero lamento para bien o para mal deciros que aquello de "ten cuidado con lo que deseas" es totalmente cierto.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Con la memoria perdida I

Un suspiro fue arrebatado de lo mas profundo de su pecho, la frustración volvía ha inundarla, ya hacia semanas que vagaba en ese estado, en esa inquietante incertidumbre, en ese asfixiante vacio de conocimiento al que no acababa de acostumbrarse. Hacia horas que había oscurecido, de hecho, no recordaba la luz del sol, o haberse centrado en ella en varios días, no había cesado su camino desde entonces, en parte presa del pánico y en parte desesperada por hallar una respuesta coherente a esa apariencia. La nieve apenas rozaba sus pies, la ligereza con la que andaba y la suavidad con la que sus pies se posaban sobre el suelo ya habían dejado de sorprenderla, cada movimiento por su parte era grácil y delicado, una sutil danza silenciosa a través del blanco y espeso terreno. Pero ya había dejado de cuestionarse tales banalidades, ni siquiera se había atrevido a mirar en su espalda, consciente de que aunque el peso era liviano, portaba sobre sus hombros un arma. De nuevo otro suspiro, lo cierto es que se debatía entre una profunda calma en la que descansar dejándose llevar por la idea de deshacerse de quien fuese o la misión que tuviera, o chillar, soltar un grito desgarrador y helado que la liberara de esa presión y la diese fuerzas para llevar acabo la difícil tarea de descubrir su identidad, con el riesgo de descubrir que esta, no le gustase. Unas rocas aparecieron en el desolado terreno, no había descansado en mucho tiempo, asique disminuyo la marcha y se sentó con las piernas cruzadas y con los ojos cerrados a esperar, a esperar un milagro o simplemente intentar dormir.

Le hubiera gustado pensar que su respiración regresaba a un ritmo mas normal, pero nunca dejo de estarlo, en realidad no se encontraba cansada, apenas era consciente de su propio peso y sus piernas no parecían estar tensas ni sobrecargadas tras la larga caminata, tal vez fuese consecuencia de la adrenalina que esos días recorría su cuerpo. Era el primer momento que estaba tranquila, abrió con dificultad ambos ojos y analizo el lugar, nada…no se veía nada, el horizonte era una fina línea cubierta de nieve que acompañado por un helado viento casi polar convertían su destino en algo mucho mas triste y desesperanzador de lo que ya de por si era. Inhaló con fuerza parte de ese frio viento que arañaba su rostro y su blanca piel para llenar sus pulmones y encontrar la sensación de despertar que necesitaba, tenia que ser sensata respecto a su situación y comenzar a aceptarla. Sus dedos temblaron un poco una vez su mente decidió el próximo movimiento, pero una vez tomaron el arco que llevaba sobre su espalda, lo sostuvieron con decisión, obligándose así misma a hacerse dueña de la realidad en la que estaba. Era un fino arco de una madera resistente y de un color cobrizo, tenia tallado en ambos extremos y a lo largo de todo el cuerpo, símbolos y escrituras imposibles de descifrar, ella frunció el ceño y se pregunto si realmente sabría como usarlo, acaricio con suma delicadeza el contorno de una de las flechas hasta llegar hasta la afilada punta, eran blancas y elegantes pensó, como si fuese una acción mecánica, coloco una de estas en el arco dándose cuenta de que eso era algo que parecía no haber olvidado.

Estaba absorta en el poder de aquel objeto, en como un refinado movimiento desprendía tanta energía y como tan pequeña acción la había hecho sentir parte de algo, le había transmitido en tan poco, algo tan valioso y le había dado las fuerzas necesarias para poder continuar aferrándose a esa idea. Los dedos que sostenían con gracia la tensa cuerda jugaron con esta mientras pensativa dudaba si desperdiciar una flecha en un símbolo de encuentro con ella misma. Seria una acción estúpida, pero sabia que iba a disfrutar cada segundo de aquel vuelo por el despejado paraje, seria feliz tan solo con ver hasta donde podía llegar e imaginar que ella misma llegaría tan lejos. Todos sus sentidos estaban puestos allí, en esa dura y fría roca sobre la que estaba, el viento había dejado de silbar y de magullar su pálido semblante, el silencio era exquisito, estaba dispuesta a disfrutar del insignificante segundo que tardaría en soltar la cuerda y dejar libre aquella flecha, con la esperanza de que tal ejercicio resonase en su vacia mente atrayendo alguna de sus memorias perdidas. Pero una voz ajena retumbo en aquella estancia, llenando el silencio y deshaciendo la calma. Ella se sobresalto y busco inconscientemente el origen de aquel brusco sonido. No muy lejos, la figura de un hombre se alzaba y imperioso portaba una espada en mano, fue en ese instante en el que se percató de que era ella misma quien le señalaba en actitud provocadora y se asustó en seguida apartando el arco de él, que en un primero momento pareció su objetivo. Su mente se lleno de ideas horribles, y adueñada de miedo y desconfianza, volvió a levantar su arma con decisión y pregunto.- quien eres? Y que haces aquí?

La visión de aquel hombre envainando su espada, la tranquiliza unos instantes y decide relajar el arco apoyándolo sobre sus rodillas sin apartar la vista de él, sigue sin fiarse, de todas formas, aun puede ser hábil en otros aspectos y aunque apenas ha tenido tiempo en descubrir muchas cosas de otros seres, sabe que no es necesaria una espada para infringir daño. Su cuerpo parece no inmutarse ante el avance de este nuevo desconocido, permanece inerte en su sitio y atento a las respuestas a sus preguntas, las cuales evade discretamente mientras pone en duda los objetivos de ella, e incluso su identidad. Parece sorprendido de encontrar a alguien de tales características en un lugar asi, aunque ella desconoce el porque, no le importa demasiado, si albergaba alguna esperanza de que este nuevo joven la conociese, queda totalmente desterrada, estaba tan perplejo como parecía estarlo ella. El chico se acerca aun mas guiado por una atrevida curiosidad y preguntándola si sabia donde se encontraban, revelando que aquel lugar que debería ser su procedencia debía de estar a muchísima distancia. Tenia razón, no sabia exactamente donde estaba, pero el echo de que lo preguntase era insultante, quizás no supiese quien era, ni de lo que era capaz, pero parecía tan confiado y seguro de si mismo, a caso la imagen que daba era de alguien tan vulnerable? El tatuaje que hacia unos días había descubierto surcando gran parte de espalda amenazaba con un ligero picor, a veces pensaba que tenia vida propia, y no solo ella se estaba sintiendo amenazada por este extraño.- quizás no viaje a mis tierras, tal vez venga de allí y mi destino sea uno muy diferente.- en un intento de parecer valiente, mis ojos recorrieron con rapidez su figura evaluando de quien podía tratarse.- y que hace un simple hombre en estas tierras? También podría decir que esta muy lejos de su casa.